Ya se sabe que un verdadero pregón, un pregón que cumpla los estándares convencionales de una alocución manantera, ha de integrar, junto al relato histórico que lo sitúe, una prudente porción de pensamiento y doctrina con el colorido de las emociones y los sentimientos propios del escenario diseñado. Ya depende de la personalidad del protagonista y de las condiciones sociales y ambientales de su propuesta la dosis de cada uno de los componentes así como su relación y extensión.

    El extraordinario pregón de la Sierra de Segura, de nuestra tierra giennense, de Beas, que el viernes día 23 de marzo nos dejó su autor Dionisio Martos Medina, hermano Mayor de la Hermandad de San Juan de la Cruz y del que disfrutamos quienes tuvimos la oportunidad de escucharlo, enlazó a la perfección la narrativa de cómo es la Semana Santa en Beas de Segura, qué sentido tiene para él esta celebración y el pálpito y arrebatos que le produce. Fue un pregón nada ampuloso, de esos, en ocasiones tan frecuentes, de palabras hueras y expresiones y vocablos sin contenido. Antes al contrario, supo enlazar su profundo mensaje en la sencillez de una palabra cercana e inocente que le permitió asegurar la profundidad y la reflexión que andaba buscando.

    Francisco Camacho, Manuel Gómez y Manuel de José no solo pusieron el pellizco de unas extraordinarias saetas, incluidas dos cuarteleras que fueron una agradable sorpresa, sino que, sin que nadie lo esperase, adobaron la tertulia y velada, en que acabó la celebración, con un espléndido ramillete flamenco de cantes.